Checho, el hombre al que le explotó la bomba

Rita asegura que si existía alguien con menos pinta de anarquista en este mundo, ése era Sergio Landskron Silva, el Checho. Era un buen tipo, dice, muy bueno para la talla, “el alma del grupo cuando nos juntábamos en la plaza a departir”, pero que ella recuerde jamás se mandó un discurso antisistema o algo por el estilo. “¿Y de pronto esto? ¿Metido en un bombazo? ¿Él metido en una cuestión anarquista? Él no era anarquista, él era cumbiero”.

Una prima del muchacho complementa y agrega que derechamente “no tenía opinión política de nada”. Y que no sólo no leía a Bakunin o a otro autor de literatura anarquista, sino que “no leía nada de nada”.

Pero no hay nada que hacer. Allí estaba el Checho. A la una de la madrugada, en calle Erasmo Escala casi llegando a García Reyes, frente a las oficinas de AutoGasco. Qué diablos hacía allí a esa hora, nadie lo sabe a ciencia cierta aún. Lo único que se sabe es que una bomba de pólvora, similar a las que se detonaron en el Metro, le explotó prácticamente en la cara. Murió al poco rato, en la Posta.

“Él no se merecía morir así”, dice Rita en el pasaje Andacollo en La Pintana, donde Checho vivió toda su vida. “No puedo creerlo. Él era una persona normal. Tuvo algunos problemas con la droga un tiempo, pero después lo superó. Parece también que se cambió de casa, porque hacía años que no lo veía”. Rita sólo conoce parte de la historia.

Sergio Landskron, reconoce su familia, era adicto a la pasta base desde los 15 años y nunca fue capaz de superar eso.

Adicto y sin trabajo fijo, Checho empezó a delinquir. El 2008 fue condenado a 61 días de presidio por robo en lugar no habitado y el 13 de septiembre del 2009 fue formalizado por un robo con intimidación en calle Centenario con Walker Martínez, en San Miguel. Asaltó a dos mujeres y golpeó a una de ellas en el rostro. Quedó en prisión preventiva y el 2009 vino el juicio. Le dieron cinco años y un día.

Cumplió condena en la ex Penitenciaría y en Rancagua. Salió en libertad el 8 de julio. Regresó a la casa de sus papás en La Pintana, pero parece que había vuelto a las andadas. Luego vino el bombazo.

Un hecho curioso: a cinco cuadras de donde vivía Checho, en el Paradero 30 de Santa Rosa, se ubica la casa donde fueron arrestados Nataly Casanova Muñoz y Juan Flores Riquelme, acusados de colocar las bombas en el Metro.

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