Las consecuencias de mezclar vodka con energética
No será el trago de moda, pero mezclar vodka con bebida energética se ha hecho tan popular en América Latina como en Europa en el último tiempo. En Asia ya es un clásico y en todo el mundo el destilado ha aumentado en 20% sus ventas anuales, mientras que las potentes gaseosas lo han hecho en 31,5% sólo el primer semestre del 2013.
Un equipo de expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Servicio de Urgencias del Hospital de Sabadell, liderados por la investigadora María Luisa Iglesias, descubrieron que el taquillero trago no es una mezcla muy sana, dado que había aumentado considerablemente la cantidad de jóvenes que llegan a los servicios de urgencia de la ciudad con intoxicaciones agudas incluso habiendo consumido una dosis moderada.
En cifras, establecieron que dos energéticas contienen unos 160 miligramos de cafeína y dos gramos de taurina, entre otros activos, lo que equivale a 12 tazas de café. Esa cantidad puede ser especialmente peligrosa para personas con enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, trastornos cerebrales neurológicos, embarazadas, menores de 16 años y diabéticos.
Sin embargo, dentro de los casos estudiados se encuentra el de un joven de 19 años que llegó al hospital catalán con náuseas, vómitos y temblor en los ojos y manos, tras haber consumido dos latas de energética mezcladas con vodka. No sufría ninguno de los padecimientos mencionados anteriormente, pero sufrió una intoxicación aguda y fue dado de alta a las ocho horas.
El problema es que la energética estimula la vasodilatación y el sistema nervioso central en general. El alcohol, por su parte, retrasa la aparición de los síntomas de las energéticas, agravando el cuadro a largo plazo. Y si se está haciendo actividad física, como bailar, es peor, pues incrementan los latidos del corazón, la dilatación de los bronquios y la sudoración excesiva.
“El consumo de bebidas energizantes combinadas con alcohol se ha convertido en una práctica barata y popular entre la juventud para evitar la resaca y poder estar de fiesta hasta la madrugada, pero antes de tomarlas es necesario conocer las reacciones adversas, las contraindicaciones, y las asociaciones peligrosas”, reveló María Luisa Iglesias, encargada del estudio, que fue publicado en la revista “Medicina Clínica”.
Un equipo de expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Servicio de Urgencias del Hospital de Sabadell, liderados por la investigadora María Luisa Iglesias, descubrieron que el taquillero trago no es una mezcla muy sana, dado que había aumentado considerablemente la cantidad de jóvenes que llegan a los servicios de urgencia de la ciudad con intoxicaciones agudas incluso habiendo consumido una dosis moderada.
En cifras, establecieron que dos energéticas contienen unos 160 miligramos de cafeína y dos gramos de taurina, entre otros activos, lo que equivale a 12 tazas de café. Esa cantidad puede ser especialmente peligrosa para personas con enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, trastornos cerebrales neurológicos, embarazadas, menores de 16 años y diabéticos.
Sin embargo, dentro de los casos estudiados se encuentra el de un joven de 19 años que llegó al hospital catalán con náuseas, vómitos y temblor en los ojos y manos, tras haber consumido dos latas de energética mezcladas con vodka. No sufría ninguno de los padecimientos mencionados anteriormente, pero sufrió una intoxicación aguda y fue dado de alta a las ocho horas.
El problema es que la energética estimula la vasodilatación y el sistema nervioso central en general. El alcohol, por su parte, retrasa la aparición de los síntomas de las energéticas, agravando el cuadro a largo plazo. Y si se está haciendo actividad física, como bailar, es peor, pues incrementan los latidos del corazón, la dilatación de los bronquios y la sudoración excesiva.
“El consumo de bebidas energizantes combinadas con alcohol se ha convertido en una práctica barata y popular entre la juventud para evitar la resaca y poder estar de fiesta hasta la madrugada, pero antes de tomarlas es necesario conocer las reacciones adversas, las contraindicaciones, y las asociaciones peligrosas”, reveló María Luisa Iglesias, encargada del estudio, que fue publicado en la revista “Medicina Clínica”.
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